Ante la necesidad de reconocer y aprender a escribir nuetro nombre surgió este proyecto. Un día al llegar a clase descubrimos que habían desaparecido nuestros nombres, todavía quedaban las fotos. Los niños y niñas comenzaron a hacer hipótesis y conjeturas sobre lo que estaba sucediendo: será la magia, será un ladrón, la señora de la limpieza…
Al día siguiente, todo se complicó al desaparecer también las fotos. Entonces surgió un problema más grave porque no sabíamos dónde guardar nuestros trabajos. Estuvimos todo el día dándole vueltas a qué podíamos hacer y antes de encontrar la solución un cuento nos abrió los ojos.
¡Qué sorpresa! ¡Ha sido él! ¡El monstruo Comeletras!
Desde ese momento nos siguió acompañando en la aventura de aprender nuestro nombre y las letras. Nosotros aprendimos un montón y lo pasamos súperbien. Pero a él también le enseñamos que hay que comer de todo, no solo letras, y que tenía un montón de amigos y amigas en este cole al que podía volver siempre que quisiera.
Guardamos con cariño sus regalos, el abecedario, las letras magnéticas, la gorra y el juego.